Siento una necesidad interna por expresarme con las herramientas que tengo al alcance de la mano y las técnicas que he aprendido a lo largo del tiempo. Explorar nuevas posibilidades es un estímulo permanente, donde el menor logro conlleva una pequeña satisfacción que me confirma estar en el camino correcto. Recibo mi recompensa cuando los demás comparten esta sensación, la aplauden y la incentivan. Cuando los clientes se sienten doblemente bellos y su aspecto refuerza su seguridad en sí mismos. Siempre me he considerado un privilegiado por dedicarme a la peluquería, pero las profesiones creativas pueden resultar tan exigentes como apasionantes.
No es fácil mantenerse en la cresta de la ola. Ser fiel a uno mismo y, al mismo tiempo, reinventarse en cada paso para hacer algo nuevo e inesperado que dé sentido a todo lo anterior. Responder afirmativamente a lo que los demás esperan de ti implica una gran responsabilidad. Creo que el éxito consiste en trabajar a diario con la misma ilusión del primer día, desde la humildad y el respeto hacia una profesión fascinante que me lo ha dado todo, sin perder nunca la frescura, la audacia y la ingenuidad del principiante. Pienso que nadie debería dejar atrás esa energía constructiva y optimista de la juventud.